En plena pandemia, durante el confinamiento, como miles de madres, necesitaba hacer algo con mis manos y mi energía. Estar encerrada me tenía colapsada, sentía la necesidad de transformar mi entorno.

Como buena diseñadora autodidacta, decidí comenzar por mi casa.
Y ahí nació un pequeño gran proyecto: decorar la pieza de mi hijo mayor, que en ese entonces tenía solo 2 años.

Quería que su espacio fuera cálido, infantil pero simple, con cuadros de de acuerela en tonos neutros. Tenía algunos marcos antiguos en casa, hice las ilustraciones, y con mucho cariño los colgué en su pieza.

Subí una foto a redes sociales... y sin esperarlo, comenzaron a preguntarme si los vendía.
Así, sin planearlo, nació Decuadrito: desde un momento cotidiano, íntimo y muy real.

Empezamos con cuadros, y con el tiempo nos fuimos expandiendo: hoy hacemos también muebles, repisas, espejos y más, llevando nuestro sello de simplicidad, rusticidad y calidez a hogares de todo Chile.